Las personas realmente fuertes y felices no se pelean casi nunca. No pierden su precioso tiempo ni su magnífica energía en eso. Están centradas en disfrutar con sus proyectos y su vida. ¡Y lo mejor es que los improperios y las salidas de tono apenas les molestan!
Pero cuando estamos neuróticos nos sucede todo lo contrario: nos volvemos hipersensibles y paranoicos, protegiéndonos anticipadamente de quien nos podría ofender. Muchas veces, el resultado es que acabamos por aislarnos con la idea de que la gente es un asco.
Perder esa hipersensibilidad es fundamental.
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