Ya sabemos que si lo peor que nos puede pasar es la muerte -y eso es natural, necesario y hasta bueno-,¡no hay nada que temer! La vida es fácil, hermosa y amigable, el paraíso al que hemos sido llamados a habitar.
En efecto, el miedo es el carburante del fenómeno de la caza de brujas, <<la agresividad nacida de la bondad>>. Y el antídoto es pensar racionalmente.