En el trastorno obsesivo solemos llevar a cabo dos tipos de exposición:
a) Exposición programada: todos los días, en varias ocasiones, convocamos a las obsesiones. A ser posible, a la misma hora. Unas veces se trata sólo de pensar en las amenazas hasta provocarse ansiedad; otras, de incurrir en conductas «peligro», como
tocar presuntos gérmenes.
b) Exposición espontánea: cuando la obsesión sorprende a la persona a lo largo del día, tiene que aumentarla; imaginar todo lo peor que pueda suceder y llevar a cabo más conductas «peligro».
El concepto «llevar la delantera» implica que no esperamos a que la emoción negativa nos sorprenda —exposición espontánea—, sino que también vamos a buscar activamente la ansiedad. Y lo hacemos con generosidad. Todos los días.
Esta actitud de entreno constante es lo que marca la diferencia. De lo contrario, se avanza tan poco que es muy difícil conseguir la desensibilización que buscamos.
Fuente: llevatilde.es