La visión del burro

Hola amig@s

Os dejo un texto sobre cómo a veces las personas insistimos en ver las cosas de una sola manera y no sabemos salir de esa única visión. Y cómo irracionalmente persistimos en esa visión a pesar de que no nos ayuda a solucionar nuestros problemas ni nos hace sentir mejor

Un abrazo!!!

“La visión de burro”

burro

Alguna vez habéis visto a un burro con una tapita en los ojos para reducir su campo de visión? A estas tapitas negras, se les llama técnicamente “anteojeras”, y sirven para que las caballerizas (caballos y burros) no puedan ver lo que hay a su alrededor y miren y vayan hacia adelante, hacia un punto fijo.

Además de las anteojeras comentadas, se dice que tradicionalmente también se ha colocado a estos animales zanahorias ante ellos, para que las siguiesen, en un intento de alcanzarlas y poder darles un bocado. El problema es que el bocado nunca llega a darse, pues en la medida en que ellos andan, la zanahoria se mueve también hacia adelante, quedando siempre fuera de su zona de alcance.

Algo similar pasa con los humanos a menudo, y es que, en la medida en la que ansiamos encontrar la felicidad, parece que no damos con ella. A esto se le conoce popularmente como “el síndrome del burro y la zanahoria”.

Quizá el problema sea que a menudo nos pensamos que esa “felicidad”, …que sería nuestra zanahoria personal (encontrar por fin una pareja “x”, un gran trabajo, conseguir estar más delgados…) es un auto-engaño, y no nos deja ver bien las cosas que están a nuestro alrededor, y que valen mucho la pena.

Nosotros mismos nos ponemos las anteojeras que solo nos permiten ver esa zanahoria concreta, que creemos es la única que nos puede dar esa felicidad. Así, nos obcecamos en conseguirla, y olvidamos que, si nos sacamos las anteojeras por un momento, veremos a nuestro alrededor cientos de zanahorias que también nos aportarán felicidad (paisajes, amigos, experiencias, el poder disfrutar de hobbies…).

Así pues, quizá sería interesante dejar de obcecarnos, sacarnos las anteojeras y valorar por fin el resto de zanahorias que tenemos a nuestro alrededor, que ni las vemos…!!!!.

Quizá la clave sea entender también que no son zanahorias concretas las que hemos de alcanzar, sino aprender a disfrutar del camino, de los paisajes que nos rodean, de las personas que están y no tanto de las que aún no están o podrían estar.

Quizá la felicidad es eso: valorar lo que tenemos y dejar de quejarnos por no poder dar con esas zanahorias concretas que nos decimos que son necesarias.

La vida está llena de zanahorias, si las sabes ver y estás dispuesto a hacerlo.

Ana Bonet
Psicóloga colaboradora del Centro de Terapia Breve de Rafael Santandreu

 

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