Al envidiar conectamos con nuestro complejo de inferioridad, y a veces puede resultar tan doloroso, que encontramos en ese alguien que ha conseguido eso que deseamos/envidiamos la mejor diana dónde canalizar nuestra frustración. La imaginación ya hará el resto a la hora de encontrar los motivos de crítica y juicio.
Cuando envidiamos, ponemos el foco en nuestras carencias, y creamos una autocrítica destructiva y limitante.
Cuando admiramos, ponemos el foco en los potenciales, generando una crítica constructiva y transformadora hacia una dirección de crecimiento.
Bernat Fisas
Psicólogo Colaborador del Centro de Terapia de Rafael Santandreu
Muy buena reflexión. Admiro a muchas personas, entre otras a tí Rafael, por todo lo que aportas a tantas personas de forma tan fácil y comprensible. Tengo mis particularidades, como todas las personas, mis características mejores y otras menos buenas. Quiero creer y creo en la bondad del ser humano …. a pesar de tantas cosas y sufrimiento que tengamos alrededor. Como indicas tantas veces, quizá es muy importante «No Terribilizar».
Creo que la envidia no me caracteriza …
Un abrazo