Los budistas ponen muchísimo hincapié en la experiencia de la «mente grande». Es decir, en tomar conciencia de que somos mucho más que nuestras emociones y nuestros pensamientos. Desde la «mente del observador», las cosas que pasan por nuestra cabeza —las emociones y los pensamientos—, son como una película que vemos en el cine. Realmente, no pueden dañarnos.
Y una cualidad curiosa de la «mente grande» es que para ella nada es «bueno» o «malo», es simplemente lo que es. Y las personas también podemos optar por no juzgar los acontecimientos y limitarnos a observarlos con curiosidad, incluso con alegría, ya que son indicaciones de que estamos vivos en un universo cambiante, misterioso y fértil.
Esto es lo que los hinduistas llaman «ecuanimidad», una cualidad de las mentes fuertes que consiste en no catalogar los eventos. Lo interesante del asunto es que, sin juzgar, uno está mucho más sosegado y feliz.
Fuente: islatortugadivers.com