El bruxismo es un problema que afecta cada vez a más personas en todo el mundo. Consiste en el hábito de apretar o rechinar los dientes – o simplemente ejercer fuerza con los músculos masticatorios, incluso sin que exista contacto dentario – y puede ocurrir por el día (bruxismo de vigilia) o por la noche (bruxismo de sueño). En muchos casos sin ser conscientes de ello.
Entre las consecuencias más habituales de este hábito se encuentran el desgaste de piezas dentales, dolor en torno a los músculos masticatorios, cefaleas, limitaciones en la apertura de la boca, sonidos o chasquidos en la articulación temporomandibular al masticar, entre otros. En muchos casos pueden llegar a desarrollarse trastornos temporomandibulares, que están considerado el segundo problema musculoesquelético más común tras el dolor de espalda.
El bruxismo tiene una gran relación con factores psicológico-emocionales como el estrés, la ansiedad, los pensamientos obsesivos, o el ánimo bajo. Actualmente, los tratamientos más eficaces consisten en un abordaje multidisciplinar, donde se involucre a odontólogos, fisioterapeutas y psicólogos. Sin embargo, son numerosos los casos donde el único tratamiento que se aplica es una férula para dormir y/o masaje fisioterapéutico.
Es importante que la sociedad tome conciencia de cómo el malestar emocional influye de manera determinante en nuestra salud física, generando o agravando diferentes patologías. Si sientes molestias en torno a los músculos masticatorios, problemas en la articulación temporomandibular (ATM) o desgaste de piezas dentales, tal vez tu cuerpo te pueda estar diciendo algo ¿Vas a escucharlo?
Xabier Soto
Psicólogo Colaborador del Equipo de Terapia de Rafael Santandreu