Mis tardes de domingo son deliciosas y provechosas. Todo lo opuesto al vacío absurdo que lleva al hábito compulsivo. El secreto es aprender que cada sencillo instante de nuestra vida puede ser glorioso. Tan sólo hace falta ponerle pasión y amor al momento presente, valorar las pequeñas tareas, darse cuenta de que depende de nosotros hacerlas «gloriosas».
 
Fuente: trendhunter.com

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