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Mi madre, con 78 años, lleva toda la vida somatizando dolores fuertes de cualquier parte de su cuerpo. La han analizado por completo varias veces y no hay causa «real». Incluso una muela le fue sacada por el dentista porque le dolía muchísimo. Tras esto, seguía sintiendo lo mismo en su boca. Le está pasando como a Pascualín el del cuento infantil: cuando de verdad vino el lobo, nadie le creyó. Hemos dejado de tomar en serio sus llamadas de atención sobre sus dolores. No sé cómo ayudarla. Me da pena. La quiero.
Hola Eva! Algunas personas por diferentes motivos o bien somatizan el malestar emocional que padecen o son más sensibles. Aunque hay que explorar bien cada situación dos posibles pautas generales serian:
– Aceptación incondicional de tu madre. No es nada fácil, pero nos puede ayudar a frustrarnos o enrabietarnos menos.
– Desatención selectiva. Ignorar los comportamientos de llamada de atención es importante, pero solo si va acompañado de hacerle más caso cuando haga otras cosas que valoréis como más adecuado. Sino, simplemente pensara que no le hacéis caso.
Un abrazo!